Mastitis: Prevención y Consejos para una Lactancia Saludable
La mastitis, un desafío común en la lactancia. Aprende a identificar, prevenir y tratar esta afección para disfrutar de una experiencia de lactancia sin complicaciones. ¡Descubre más aquí!
Aquí te decimos diversas formas en las que puedes prevenirla
Conoce los primeros síntomas de la mastitis, tratamiento y cómo puedes aliviarla.
¿Qué es la mastitis?
La mastitis es una de las complicaciones más severas y dolorosas de la lactancia, ya que es una infección bacteriana que se puede presentar en las glándulas mamarias o en los conductos que las conectan. Se suele identificar porque se manifiesta con abultamientos, dolor y/o calor zonificado en el seno, congestionamiento, coloraciones rojas y/o fiebre y escalofríos.
¿Cuáles son los motivos más comunes de mastitis?
- Agarre incorrecto o mala succión del bebé
- Tener tomas programadas y no dar a libre demanda
- Ampliar el tiempo entre tomas de forma repentina
- Disminución de las defensas maternas relacionadas con el postparto y el estrés
- Haber padecido mastitis anteriormente
- Heridas en la piel del pezón
- Fatiga
- Estrés
- Mala alimentación
- Incorrecta extracción de la leche materna
- Sistema inmune débil
- Presión inadecuada en los senos (brasieres apretados o dormir boca abajo)
Es una afección común dentro de los primeros 3 meses y se presenta con mayor frecuencia entre las primeras 3 o 4 semanas postparto.
Síntomas comunes de la mastitis
Existen varios síntomas que aparecen desde el principio como inflamación, dolor, enrojecimiento y/o sentir muy caliente el seno. También puede haber fiebre o síntomas similares a los de un resfriado.
Recuerda que en las primeras 48 a 72 horas del nacimiento de tu bebé, pueden ocurrir estos mismos síntomas por "la bajada" de la leche, pero si estos desaparecen ante la succión de tu bebé o extracción manual de la leche, no hay de que preocuparse.
¿Puedo seguir amamantando si tengo mastitis?
La extracción frecuente y efectiva de la leche es fundamental para tratar la mastitis y la leche del pecho enfermo no supone riesgo para el lactante, sin embargo, es indispensable que tengas revisión médica que te ayude a asesorarte sobre este problema.
La mastitis es una de las causas por las que algunas mujeres dejan la lactancia, aunque en muchos casos es posible continuar o no interrumpir, dependiendo de la gravedad y tratamiento que el médico determine esto puede depender en cada caso.
¿Cuál es el tratamiento?
Tu médico es el único capacitado para determinar el tratamiento a seguir, pues algunas veces se recomienda tomar antibióticos y otras solo drenar el seno varias veces hasta que la situación mejore.
En algunas ocasiones los especialistas sugieren no suspender la lactancia, pues la mastitis no representa un peligro para el bebé. La infección podría cambiar el sabor de la leche y elevar la cantidad de sodio, por lo que, si el bebé rechaza las tomas de ese seno, será necesario usar un extractor de leche.
Con la asesoría de tu doctor, muchas veces como coadyuvante del tratamiento médico, se recomienda algún suplemento con probiótico L. Fermentum, este puede ayudar a mejorar el microbiota del seno materno durante la lactancia y así ayudar a prevenir mastitis o ayudar a su tratamiento.
¿Cómo prevenir la mastitis?
1. Empieza la lactancia lo más pronto posible
Tu bebé está listo y es capaz de alimentarse dentro de su primera hora después de haber nacido, se recomienda iniciar con contacto piel a piel durante este momento para lograr un mejor inicio para tu lactancia, así como lograr el apego adecuado con tu bebé.
2. Promueve la frecuencia de tomas
Así como es muy bueno para tu pequeño mantener una buena frecuencia de tomas de leche materna (de 8 a 12 por día), dar pecho frecuentemente (cada 1.5 a 2 horas) desde el inicio ayudará a promover tu producción materna.
Dar pecho con regularidad y respondiendo a las primeras señales de hambre de tu bebé ayudará a prevenir que se acumule la leche en tus senos y tengas incomodidades por congestión e inflamación.
3. Revisa el agarre de la boca de tu bebé al seno
Asegúrate que tu bebé tenga un agarre profundo (llegando tu pezón hasta el fondo superior de su paladar, dejando visible sólo una parte de tu areola dentro de su boca, su boca debe estar abierta con los labios expuestos), así como lograr que tus pechos queden vacíos después de cada toma.
Una forma de saber si tus senos se vaciaron es masajearlos para comparar su firmeza antes y al final de la toma, en donde se deben sentir mucho más blandos. Para más tips de cómo lograr un agarre profundo, puedes leer más en nuestro artículo “Técnica para un agarre correcto durante la lactancia”.
4. Mantén la lactancia a libre demanda
Dejar periodos largos entre cada toma puede llevarte a tener los senos congestionados con leche materna, esto brinda un ambiente propicio para el sobrecrecimiento de bacterias.
Para reducir este riesgo, alimenta a tu bebé con la mayor frecuencia posible, durante la mayor duración posible o mientras tu bebé decida seguir succionando, tanto en el día, como en la noche. Permite que tu bebé vacíe tu seno antes de cambiarlo de lado, si es que aún muestra señales de hambre.
Tu bebé soltará tu seno cuando esté satisfecho. Para la siguiente toma, comienzas con el otro seno o con el seno con el que tu bebé terminó la toma a medias porque se llenó del primer seno que le ofreciste (te puede ayudar tomar nota de con cuál lado inicia y termina cada toma).
5. Amamanta de forma exclusiva durante por lo menos los primeros 6 meses de vida
La Organización Mundial de la Salud recomienda amamantar a tu bebé de forma exclusiva durante por lo menos los primeros 6 meses de vida para poder darle todos los beneficios de la leche materna. Brindar tomas frecuentes, especialmente durante los primeros meses, puede ayudar a prevenir que se congestionen tus senos, lo cual es un ambiente potencial para que se infecten.
Si varían los patrones de alimentación de tu bebé, o tienes que extender el tiempo entre tomas por alguna razón en específico, utiliza un extractor de leche materna para extraer cualquier exceso de leche y ayudar a mantener en ritmo tu producción.
6. Varía las posiciones en las que amamantas
Rotar las posiciones en las que amamantas puede llegar a ayudarte a vaciar tus senos de forma más efectiva. Aquí te compartimos algunas posiciones que puedes probar.
7. Evita la presión en tus senos
Los conductos obstruidos pueden llegar a ser causados por exceso de presión en tus senos, lo cual previene que la leche fluya libremente. Algunos especialistas recomiendan evitar el uso de sostenes con varillas, muy ajustados o de talla inadecuada, así como el uso de portabebés con mucha presión sobre tus senos o dormir boca abajo.
8. Identifica posibles señales de mastitis
Mantener una rutina de revisión de tus senos de forma regular (por ejemplo, después de bañarte), para identificar señales tempranas de mastitis como pezones rozados, tus senos muy pesados o muy calientes, o abultamientos en tus senos pueden ser señales de conductos obstruidos.
Si tienes alguno de estos síntomas, trata de descansar lo más posible, así como continuar amamantando a tu bebé con la mayor frecuencia posible con el seno afectado. Contacta a tu profesional de la salud para comentarle tus síntomas y juntos decidir la mejor forma de tratamiento.
Para la mastitis, la prevención es tu mejor aliado. Si las molestias persisten por más de 24 horas, consulta a tu profesional de la salud para resolver el problema lo antes posible; recuerda que cuidar tus senos es importante para tu bienestar y el de tu bebé.
Queremos conocerte mejor, cuéntanos, ¿Qué otro remedio conoces para aliviar el dolor de la mastitis?
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