¿Qué consistencia deben tener los alimentos de mi bebé?

La introducción de sabores y texturas variadas en la alimentación del bebé es fundamental para su desarrollo gustativo y psicológico. A medida que el bebé comienza a explorar nuevos alimentos, es importante considerar tanto los sabores como la textura de los mismos.

Conoce algunos consejos sobre cómo diversificar las comidas del bebé a través de sabores y texturas.

La importancia de los sabores

• Exploración gustativa: Introducir una variedad de sabores permite que el bebé desarrolle un sentido del gusto más amplio y aprecie diferentes tipos de alimentos. Desde sabores dulces como el plátano hasta sabores salados y umami como los guisantes o el pollo, cada nuevo alimento representa una oportunidad de aprendizaje.
• Evitar la restricción: Es recomendable evitar una dieta monótona. Incorporar sabores diversos no solo enriquece la experiencia alimentaria, sino que también ayuda a prevenir la aversión a ciertos alimentos en el futuro.

Cómo introducir sabores nuevos

• Comenzar Suave: Al principio, es mejor ofrecer sabores suaves y simples, como los purés de manzana, pera, zanahoria o calabaza. Estos sabores son agradables para la mayoría de los bebés y ayudan en su adaptación inicial a los sólidos.
• Combinaciones Creativas: Gradualmente, se pueden mezclar diferentes sabores. Por ejemplo, combinar plátano con aguacate o zanahoria con guisante. Estas mezclas no solo ofrecen un perfil de sabor más interesante, sino que también aportan diferentes nutrientes.

Texturas adecuadas para el bebé

Durante la alimentación complementaria, tu bebé está por explorar un mundo de nuevos sabores y texturas, pero necesitas saber qué tipo de texturas son las adecuadas.

• Textura suave: Al comienzo de la alimentación complementaria, los purés deben ser completamente lisos y suaves para facilitar la deglución. Esto ayuda a evitar el riesgo de atragantamiento mientras el bebé se adapta a la comida sólida.
• Progresión a texturas más gruesas: A medida que el bebé se acostumbra a los purés, se pueden introducir texturas más gruesas y menos procesadas. A partir de los 8 meses, se pueden ofrecer purés con un poco más de grumos, trocitos de alimentos blandos y finalmente, pequeñas piezas que el bebé pueda agarrar y comer por sí mismo.

Texturas de los alimentos según la edad

Mira los alimentos que puedes darle y la consistencia de éstos, de acuerdo a su edad.

De seis a siete meses, tu bebé puede consumir papillas de cereales, verduras, frutas, o carne; puedes machacar la comida a mano o con tenedor, usar una batidora o un procesador de alimentos para conseguir la textura de puré o papilla.

Entre los ocho y nueve meses, como ya ha probado varios alimentos, debes ofrecerlos en forma de puré con grumos y picados finos

A partir de los ocho meses, los niños están listos para comer pequeños trozos dentro de la papilla o texturas suaves pero firmes, como la de la pasta; algunos bebés disfrutan de las texturas más duras, ya que les permite ejercitar la mandíbula al triturarlos con sus encías.

De los nueve a los doce meses, tu bebé está listo para aceptar trozos un poco más grandes que antes. Puedes empezar con unos pequeños e ir aumentando el tamaño hasta que tu bebé aprenda manejarlos en la boca y a masticar trozos un poco más grandes.

Con el paso del tiempo, tu bebé estará listo para integrarse a la dieta familiar; con la diferencia de consistencias que irá probando, ejercitará su mandíbula y aprenderá a masticar, y muy pronto descubrirá qué tipo de texturas y sabores prefiere en su plato; no olvides integrar varios tipos de alimentos: frutas, verduras, cereales, leguminosas, y alimentos de origen animal.

Cada bebé tendrá sus propias preferencias. Es importante observar qué sabores y texturas disfrutan más y cuáles menos, para adaptar la alimentación en consecuencia. Cuéntanos cuál es el menú de hoy para tu bebé.